Yolanda Latre Campos: "¿Le estoy haciendo feliz?, en lugar de ¿me está haciendo feliz?"

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Entrevista a Dña. Yolanda Latre Campos, directora técnica del Centro de Orientación Familiar Juan Pablo II, situado en Zaragoza, España. Actualmente, tiene los títulos universitarios de Master en Orientación y Mediación Familiar, Especialista en Matrimonio y Educación Familiar, Postgrado en Terapia Sexual y de Pareja; además, es Monitora de regulación natural de la fertilidad. 

¿En que situación nació el Cof Juan Pablo II?

En el año 2003, la Conferencia Episcopal Española aprobó el Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia en España. En el capítulo final se planteaba la necesidad de poner en marcha diversos servicios de pastoral matrimonial y familiar. Entre ellos, destacaba el llamado “Centro de Orientación Familiar” (CENTRO DE ORIENTACIÓN FAMILIAR DIOCESANO).

De esta manera, y para ayudar en la resolución de “las nuevas pobrezas”, relativas a las carencias detectadas en las familias españolas en los últimos tiempos, el COF Diocesano se configura como un centro  especializado de ayuda a la familia, tanto en la parte preventiva como en la parte de orientación terapéutica.

¿Cuál es el objetivo primordial con el que se creó dicho Centro de Orientación?

Enriquecer y sanar las relaciones familiares. De esta manera, personas católicas con experiencia seria de fe, actuando en equipo y especializadas en las distintas facetas del matrimonio y la familia -espiritualidad, moral, psiquiatría, psicología, ginecología, sexualidad, pedagogía, derecho, orientación familiar, trabajo social, etc.- atienden en este centro los problemas de las familias aragonesas para encontrar cauces de solución.


La gente que acude al COF, ¿sale realmente preparada para afrontar los problemas de su matrimonio? ¿Qué opina de los resultados que ha estado viendo desde que comenzó?

En nuestra labor diaria, buscamos algunos objetivos fundamentales, en relación a las familias que acuden en busca de orientación. En primer lugar, la recuperación de la esperanza, oscurecida en la mayoría de las ocasiones. Es posible perdonar, restaurar y fortalecer los lazos familiares. Por lo tanto, uno de los primeros objetivos es apoyarnos en las fortalezas que tienen las familias, muchas más de las que se imaginan.
En segundo lugar, la labor sanadora del perdón; sin él, la labor formativa o de restauración difícilmente podrá avanzar adecuadamente.

Una vez abordados estos dos aspectos fundamentales, continúa el trabajo con las familias, bien en la parte de prevención, bien en la parte de orientación terapéutica familiar. De esta manera, se ofrecen pautas para mejorar la comunicación y para una mejor resolución de los conflictos; la redistribución del ocio y tiempo libre también cobra un importante lugar, así como la vivencia de una sexualidad sana acorde a la naturaleza, y sin olvidarnos nunca del fomento de aquellos detalles que hacen más agradable la vida del otro.

En el aspecto de educación de los hijos, las familias salen con planes de acción concretos, que fomentan la autonomía de los mismos, que les permiten establecer límites y normas de una forma justa y equilibrada, así como el desarrollo de unos vínculos afectivos que perdurarán en el tiempo, y fomentarán la autoestima y la inteligencia emocional.

Además de esta parte más operativa, no podemos olvidarnos de la labor que se realiza en la parte más cognitiva de la persona, trabajando aquellos aspectos de la percepción más distorsionados. En este campo, apreciamos importantes avances (verdaderos milagros, podríamos decir), ya que los pensamientos negativos y distorsionados bloquean en muchas ocasiones la posibilidad de mejora de las personas afectadas.

Se dice que el matrimonio −y la familia− perfecto no existe, ¿qué piensa usted acerca de esta afirmación?

La perfección es aquella meta a la que debemos tender, tanto personal como familiarmente. Por lo tanto, el matrimonio y la familia perfecta son aquellos que tienen esta meta bien clara, y que son capaces de levantarse y volver a empezar cada vez que sea necesario, ayudándose los unos a los otros. Esta renovación continua y esperanzadora es una de las claves, si no de la perfección, al menos de la felicidad.

¿Qué podría comentarnos al blog para que un matrimonio se mantenga “hasta que la muerte los separe”?

La vivencia con el mayor gozo de la fidelidad a la palabra dada y al compromiso adquirido en el momento del vínculo, así como la bendita obsesión por hacer feliz al otro en todo momento.
Olvidarse del sentimentalismo que todo lo empaña de subjetividad, y afirmarse en aquellos actos de la voluntad que van haciendo más recio e inquebrantable ese primer amor.

Preguntarse todos los días: ¿Le estoy haciendo feliz?, en lugar de ¿me está haciendo feliz?

Perdonar de corazón, sin fisuras; comunicación, comunicación, y más comunicación (verbal y no verbal), gratificaciones en cualquier momento, no dar nada por supuesto, educación y buenos modales, sonrisas... todos aquellos detalles que van alimentando y no permiten que se apague el enamoramiento inicial. En definitiva: QUERER QUERER!!

Si, además, el matrimonio cuenta con el don de la Fe, la Gracia estará a su disposición como una fuente inagotable de renovación continua.

¿Qué cree que aporta a la sociedad actual el matrimonio estable y la capacidad de formar una familia?

La familia estable y estructurada constituye un punto de referencia en muchos aspectos (cuidado de personas mayores, atención a los enfermos, educación de los hijos….). Ante la falta de estabilidad, no sólo se tambalean los matrimonios, también la prole y el ámbito laboral; todo repercute y se retroalimenta en un círculo que puede ser muy negativo en algunas situaciones.

De ahí que personas y familias felices, maduras en sus sentimientos, con ideas claras y voluntad firme, sean como esa “brújula” que orienta y da seguridad en todo momento.

Desde el Centro, como observatorio de la familia privilegiado, constatamos la necesidad de esa estabilidad, especialmente en lo que a futuro y felicidad de los hijos se refiere.

En España y el resto del mundo existen otros Centros de Orientación Familiar como este de Zaragoza, ¿aconseja acudir en caso de problemas en el matrimonio?

Por supuesto; pero aún iríamos más allá. Nuestro consejo es que se acuda ANTES de que haya problemas muy graves, en el momento en que se empiece a tambalear algún pilar básico. En orientación familiar, como en otros ámbitos, es más fácil “prevenir que curar”. Por ello, en el momento en que se empieza a tener alguna duda o sospecha de algún aspecto matrimonial o familiar que simplemente empieza a flaquear, aconsejamos venir a consultar, compartir y tratar.


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